top of page

La necesidad de recordar nuestra humanidad en tiempos de Genocidio: Actos Humanos, de Han Kang.

  • Inti Ediciones
  • 5 jul
  • 6 Min. de lectura
ree

Por: Lourdes Marín.



Actos Humanos es una novela publicada en el año 2016, por la aclamada escritora surcoreana Han Kang, siendo traducida al castellano durante el año 2018 por Rata Ediciones, y recién distribuida en nuestro continente por Penguin Random House durante el 2024, mismo año en que la autora es reconocida con el máximo premio al que pueden aspirar quienes escriben, el Nobel de Literatura. Con todo, su nombre ha causado revuelo con algunos títulos que ya estaban circulando en las librerías del país, como La Vegetariana (2007) o La Clase de Griego (2011), obras que dejan ver todo el esplendor de una prosa única que refleja una inusual delicadeza a la hora de narrar situaciones que asfixian.

Es así que la autora logra mediante el uso de símbolos e imágenes poéticas potentes, decir lo indebido, lo incómodo, lo silenciado, mediante un movimiento estilístico que se mueve entre lo bello y lo ominoso generando ternura y sensibilidad ante el horror, además de conmiseración y simpatía natural con los complejos personajes femeninos que acostumbra a construir. De esta manera, se tienen historias que, aunque en principio son de tintes íntimos, detrás de sí esconden mucho más que problemas existenciales, conduciéndonos sin que nos demos cuenta a temáticas que pueden interpretarse fácilmente como una denuncia social ante el sistema de un país que se conoce por conservador. Ahora bien, lo que ocurre con Actos Humanos es una suerte de vuelco en el que Kang se supera a sí misma otorgando un gran obsequio literario a la humanidad, y en el que pone su voz narrativa al servicio de una cuestión que esta vez es explícitamente política.

1-Actos Humanos

Los y las lectoras se encuentran frente a una ficción histórica que vuelve a encarnar algo que se ha vivenciado en distintos puntos del mundo y que ha acontecido a millones de personas, incluyendo a la misma autora durante su infancia, a saber, un genocidio, más específicamente el ocurrido durante 1980 en Gwangju. Todo, en el contexto de una revuelta ciudadana liderada por estudiantes, la cual desemboca en una brutal reprimenda por parte de los militares que en aquel entonces estaban bajo el mandato de la dictadura de Chun Doo-hwan, desembocando en una serie de violaciones sistemáticas a los derechos humanos, y un posterior clima de trauma, censura y miedo que persiste durante generaciones, y que Han Kang plasma magistralmente por medio de siete capítulos.

Sin duda, se trata de una polifonía que sigue como hilo conductor a la historia del personaje del joven Dongho, estudiante de 15 años que, en la búsqueda de su mejor amigo desaparecido, termina cuidando y velando a los cientos de cuerpos de las víctimas que iban a parar destrozadas al polideportivo de la ciudad, encontrando así un destino trágico a manos de los militares.

Aunque la premisa parece sencilla de desentrañar, debe leerse con calma, pues solo así se logrará digerir la violencia de lo que acontecerá al resto de los personajes que acompañan al principal en esta hazaña de nobleza. Todo ocurre en un contexto feroz porque lo que ocurre es evidentemente un acontecimiento monstruoso, pero este se describe con delicadeza, asomándose paulatinamente ante los ojos del lector, de manera tal que no nos damos cuenta y lo que está siendo relatado puede ser lo que ocurrió con alguno de los personajes al tiempo después de la masacre, a la vida posterior de un personaje -a través de la voz de un amigo o un familiar-, o incluso a los pensamientos de un cuerpo que yace en una fosa común.

Para quienes lean Actos Humanos nunca nada queda inconcluso, pues gracias al recurso omnisciente y en ocasiones en primera persona, todos y todas tienen un inicio, desarrollo y final en el transcurso de sus propios acontecimientos, más no así para quienes les rodean, lo cual imita de manera respetuosa a la realidad de los familiares o amigos de víctimas de estos acontecimientos.

Asimismo, cabe destacar otra dimensión dentro del texto, a saber, el uso constante de la pregunta, las cuales resultan ser profundamente reflexivas y mucho más que un rasgo estético, pues se trata más bien de una ética escritural porque de esta manera se logra hacer memoria desde la duda, la fractura y la humildad de quienes vivencian el horror en carne propia.

En pocos días se le ha demacrado la cara regordeta y graciosa que tenía cuando la viste por primera vez. Te quedas observando sus ojos hundidos y ojerosos, piensas “La avecilla que se escapa del cuerpo cuando muere alguien, ¿dónde se encuentra cuando la persona está viva? ¿En el entrecejo? ¿Detrás de la cabeza, como un halo? ¿Quizá en un rincón del corazón?”. (Han Kang, 2024, p.28).

Las preguntas reflejan tanto el desconcierto de los personajes como la imposibilidad de cerrar las heridas con respuestas, y oscilan muchísimo en un vaivén que va desde la pura pregunta existencial, hasta cuestionamientos acerca de la vida, la muerte, lo bueno lo malo, la condición humana y con ello, inevitablemente lo político.

En el primer caso, por otra parte, no es que los individuos sean particularmente bárbaros, sino que la barbarie que anida en cada ser humano se multiplica por la fuerza de la masa (…) Entonces la pregunta que cabe hacerse es la siguiente: ¿Cuál es la esencia del ser humano? ¿Qué tiene que hacer el ser humano para no ser otra cosa que humano?” (Han Kang, 2024, p.91)

Filosóficamente hablando, el indagar mediante la pregunta es crucial y un acto profundamente humano, sobre todo cuando dichas preguntas no buscan alcanzar una verdad objetiva como si lo desearon los antiguos pensadores. En esta lectura toda interrogante queda abierta y suspendida largamente para trabajarse mediante la memoria reflexiva, pues pareciera ser que aquí las preguntas que hilan el relato tienen como misión no dominar o explicar, sino acariciar con ternura la memoria herida de otros colocándose en su piel. Se trata de un acto de hospitalidad y resistencia frente a la indiferencia.

2-La relevancia actual de Actos Humanos.

En un mundo donde las imágenes de violencia y sufrimiento circulan de manera constante y rápida, muchas veces parecen perder su impacto emocional, transformándose en meros contenidos visuales que se consumen sin una verdadera reflexión, siguiendo las lógicas de una sociedad del espectáculo. La banalización del dolor y la desensibilización son fenómenos que, lamentablemente, se han vuelto cotidianos, especialmente en medio de conflictos y genocidios como el que se vive en la actualidad en Palestina, o en otros escenarios de violaciones sistemáticas a los derechos humanos de los que, a diferencia de lo acontecido en Gwangju, las evidencias y fuentes visuales están más que presentes.

En este contexto, la novela de Han Kang adquiere una colosal importancia, pues cada episodio y hecho, aunque ficticio en el papel, nos invita a recordar la humanidad detrás de cada víctima, a mantener viva la memoria y a cuestionar la indiferencia que muchas veces caracteriza nuestra relación con el sufrimiento ajeno en la actualidad, y esto se logra en esta lectura gracias a la experiencia estética suscitada por recursos como los ya mencionados, esto es, el uso de preguntas reflexivas, las múltiples voces, el tono lírico y potente en símbolos, recursos que parecen tener un efecto más poderoso que las cientos de imágenes que circulan diariamente en las redes sociales. Cabe cuestionarse ¿Por qué estas palabras ficcionales, estos cuerpos imaginados, logran conmover más que las imágenes reales de cuerpos destruidos por un genocidio en vigencia?

La novela no solo relata un crimen específico, sino que también funciona como un espejo que refleja cómo en la actualidad, las imágenes de horror pueden ser convertidas en banalidad, perdiendo su carga ética y emocional, por lo que se vuelve atemporal y necesaria en esta y cualquier otra época. Así, como menciona la escritora “Haciendo añicos ese instante, llega la masacre, la tortura, la represión violenta. Arrinconan, despedazan y arrasan. Sin embargo, ahora, mientras tengamos los ojos abiertos, mientras estemos alertas, no podrán con nosotros (...)” (Han Kang, 2024, p.200).

Este libro es un desafío a no olvidar, a no dejar que el horror se vuelva cotidianidad y despersonalización. Nos recuerda que, aunque las imágenes puedan volverse comunes, cada una de ellas representa una historia hecha de carne y emociones. En un tiempo donde la empatía se ve amenazada por la saturación visual, Actos Humanos nos exhorta a mantener viva la memoria activa y a resistir la indiferencia con la fuerza de la palabra, la reflexión, la pregunta abierta, pero sobre todo a tener en cuenta que el tema de los derechos humanos es un terreno muy frágil, como la naturaleza misma del hombre y la mujer, y que es nuestro deber preservar y conquistar una y otra vez.

 

 

 

 

 

Referencias bibliográficas:

Han Kang. (2024). Actos humanos (Sunme Yoon, Trad.). Literatura Random House. (Obra original publicada en 2014).

 

Comentarios


Inti ediciones.
Asco Zine.

bottom of page